miércoles, 14 de febrero de 2018

SALVAD AL TIGRE


En 1973
Jack Lemmon obtuvo al fin
el Oscar que le negaron en el 62.

Debieron ser aquellos días
—los años son días, nada más—
como la tarde que avanza
mientras se aleja el autobús
y te sientas a esperar el próximo.



Un caprichoso acordeonista expande el tiempo
haciéndonos creer en el azar y otras suertes
y hay más estrellas
en ese universo en expansión
que la suma de todos los granos
de arena de la Tierra.

Cubrid, pues, vuestros días
al fin de vino y rosas

haced como el bueno de Jack:
agarraos a una estrella
y salvad al tigre.

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